Ganemos la batalla contra las bacterias! – Parte 1

Milena Beltrán - Profesional en Microbiología

“Bueno! lo que tiene el niño son síntomas de una enfermedad entérica…”

“Al parecer, su hija tiene una virosis.”

“¿Alguna vez le han formulado antiparasitario a su hijo?”

Estas son frases que escuchamos del Pediatra o particularmente de personas con hijos que han estado en esas condiciones de salud, comunes en nuestro medio, las cuales nos llevan especular inmediatamente en las posibles causas de las enfermedades y en alguna medida nos alerta para prevenirlas.

Cuando hablamos de microorganismos es inevitable pensar en el grupo más conocido de estos: las bacterias, ignorando otros grupos relevantes como los virus y parásitos que hacen parte también de los principales microorganismos patógenos que afectan la salud humana. Así que hablar de causas de enfermedad es profundizar en el terreno de la cotidianidad, ya que los microrganismos hacen parte de los factores más comunes que a diario vulneran la salud; además de agentes químicos, ambientales, entre otros.

En resumen, se pude decir que habitan entre nosotros, se palpan en casi todo lugar que nuestras manos tocan, aún se pueden llegar a respirar del medio ambiente y adquirir por el consumo de agua y alimentos contaminados. Sin embargo, no por esta afirmación tan contundente deberíamos preocuparnos por cada habito que tienen nuestros hijos y que los pudiese llegar a poner en riesgo de adquirir algún patógeno. Pero si debe generar en nosotros como padres o cuidadores de la población infantil, un sentido de responsabilidad en relación con los hábitos nutricionales, de limpieza y autocuidado que practicamos y a la vez, enseñamos a los más pequeños.

A continuación, describo los buenos hábitos que, en mi opinión como madre de dos hijas y profesional en Microbiología, podemos practicar con ellos para mejorar su estado de salud; si ya los estamos practicando, el propósito del presente texto es animar para perseverar en dichas prácticas y continuar preservando la salud de nuestros niños:

Lavado de manos

Aunque es una práctica común no se debe escatimar su efectividad la cual radica en la correcta ejecución del lavado y la frecuencia del mismo. Es claro que la mayoría de niños valoran la práctica del lavado de manos en el cuidados de su salud, sin embargo, es necesario hacer énfasis en que este será eficaz si se practica en momentos claves de la rutina diaria como: antes de comer, después de ir al baño, al entrar a casa, luego de haber jugado con tierra, arena, pegante, después de haber tenido contacto con otros niños y enfatizar en la frecuencia cuando están enfermos (con gripe, o vomito, diarrea. etc).

Como nota adicional restrinja el uso de geles antibacteriales para las manos, acuda a estos únicamente en ocasiones en las que no pueda acceder al lavado de manos convencional. Recuerde que el uso de gel antibacterial comercial más de dos veces seguidas no garantiza una desinfección profunda de manos y en ningún caso reemplazará la efectividad de un correcto lavado de manos.

Consumo de vitamina C

Recientes estudios deI Instituto Nacional de Salud (NIH) perteneciente a la red de estados del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (U.S, Department of Health & Human Services, 2016) 1 demuestran que el consumo diario de vitamina C aunque no reduce el riesgo de resfriarse, como muchos hemos creído, si se consume con regularidad puede disminuir notablemente el tiempo de duración de un resfriado o alivianar los síntomas del mismo. La dosis diaria máxima recomendada es de 400mg para niños de 1-3 años y de 650mg para niños de 4- 8 años. En el mercado colombiano, algunos de estos productos ya vienen con adición de 5mg de Zinc, componente importante que contribuye en procesos biológicos como el crecimiento y reduce riesgo de infecciones (OMS, 2013) 2.

Cabe anotar que una alimentación sana y balanceada rica en carbohidratos, proteínas, grasas, minerales, micronutrientes y agua encontrados en los alimentos son la medida de prevención más efectiva contra las enfermedades.

Baño diario

La práctica es común, sin embargo, en algunos casos no se realiza diariamente. He asistido a talleres de padres en donde conferencistas (profesionales de la salud y/o psicólogos) hacen un énfasis especial en la práctica del baño diario a los padres de los menores principalmente, menores de 5 años; quienes por el afán diario o la “consideración” al pequeño que se ve enfrentado a la nueva rutina de horario, cambio de ambiente y desplazamiento hacia el jardín infantil están suprimiendo este buen hábito o simplemente lo canjean por una limpieza con paños húmedos; sin saber que el menor necesita crear hábitos saludables desde esa edad, marcar con el baño el inicio de la jornada ya que la ducha diaria aumenta el flujo sanguíneo hacia tejidos y órganos constituyéndose en una potente estimulación activa y además previene posibles enfermedades en sus hijos y otros menores.

Sobre este tema también es importante recalcar en la limpieza periódica de oídos y nariz, elementales en el cuidado de la audición y sistema respiratorio. (Consulte a su pediatra para la aplicación de compuestos orgánicos como la glicerina carbonatada en gotas, según la edad y estado de higiene de los oídos).

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En la parte 2 de este artículo hablaremos sobre otros buenos hábitos de limpieza, sin embargo vale la pena recordar que como Padres y/o Cuidadores del menor, las expresiones de afecto, el amor y comprensión que les brinde hará niños y niñas más seguros, y esto se relaciona directamente con sistemas inmunológicos más fuertes.


1: U.S, Department of Health & Human Services. National Institutes of Health. Office of Dietary Supplements. Febrero 2016 -

2: OMS-Organización Mundial de la Salud. Julio 2013. Biblioteca electrónica de documentación científica sobre medidas nutricionales (eLENA) -